La saga de Yaisah Val una de las primeras mujeres en asumirse transexual en Haití

Mujer de mente - 222768

La saga de Yaisah Val, una de las primeras mujeres en asumirse transexual en Haití La haitiana y su marido luchan por los derechos de la población transgénero en el país caribeño Faltaban tres días para el matrimonio en Puerto Príncipe, Haití, cuando Yaisah Val resolvió contar al novio, Richecard, que era una mujer transexual. Por experiencias pasadas, Yaisah imaginaba dos posibles reacciones: él podría desistir del matrimonio u optar por mantener la información en secreto, ya que ella aparentaba ser una mujer como otra cualquiera. Después fue a buscar en Internet lo que significaba ser transexual. Tomó unos días para comunicarle su decisión: Vamos a continuar juntos. Usted es la persona que amo y necesita liberarse de esa prisión. Y yo soy así: si creo en algo, lo digo en la caraexplicó Richecard.

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Gaceta Venezolana de Estudios de la Madama v. La jerarquía o asimetría que exhiben los géneros es una amago de la bipolaridad inherente a la estructura lógica del pensamiento occidental, fundamentada en el dualismo ontológico de Platón. La feminidad se erige como formato normativo de género para las mujeres. Se presentan las raíces filosóficas del sistema de género y el grande e intenso debate existente en la actualidad en el seno de la teoría feminista acerca de lo que significa o debe significar ser madama o la feminidad. Palabras Clave: filiación de género, feminidad, feminismo posmoderno.

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Preséntate de la manera en la que quieras que te conozcamos. Soy una mujer transgénero. Tengo una reputación que cuidar y, obviamente, no puedo anatomía Chatín dado que soy una madama. Soy una mujer transgénero, me gustan los hombres y necesito que me respeten, no solo por mi cariz sexoafectiva o mi identidad sexual, todavía porque soy un ser humano. Lamentablemente, por el hecho de ser trans, soy el hazmerreír de medio nacionalidad. De ninguna manera. En las calles de mi ciudad, Malabo, no puedo circular libremente. Me hago la fuerte, intento autoconvencerme de que no pasa nada, pero he de reconocer que no soy de piedra, soy una persona y todos los insultos y gestos despectivos que me dedican me llegan al alma y me hacen daño. No obstante, ni quiero tampoco puedo quedarme en mi casa encerrada solo porque la sociedad en la que estoy me rechace por anatomía lo que soy.