Juegos Olímpicos de Tokio 2020: resultados y medallas olímpicas hasta el 1 de aosto

Niña entregada - 106631

No vemos dentro de nuestra tradición, nada sustancial sobre un culto que ha sido degenerado por el tiempo. Solo vemos cosas llenas de mitos y que solo muestran lo poco que conocemos de ellos como las siguientes: Los Ibeyis o Jimaguas son Orishas. Personifican la fortuna, la suerte y la prosperidad. Son capaces de salvar de la muerte y de lo malévolo. Se encuentran en los caminos de los montes, protegen a los caminantes. Se pueden representar por tres combinaciones de figuras, una de hembra y una de varón, dos de varón o dos de hembra. Los Ibeyi o los jimaguas u Orishas gemelos, son los Orishas menores, protectores de todos los niños, juguetones traviesos y golosos. Viven en lo alto de la palma. Como vemos y hemos dicho, esta es la acepción repetitiva que se tiene de ellos y es todo lo que supuestamente deben conocer los practicantes.

FOTOS - Latinos con medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio

En esta larga reclusión me he concertado mucho de aquella película de los años 90 'Atrapado en el tiempo', en la que el actor Amount Murray vivía de forma permanente en el tradicional día de la marmota en Estados Unidos. Nunca el tiempo había impuesto su rígida tiranía cheat una aplastante monotonía ante la que me ha sido imposible oponer aguante al ser imposible escapar de los límites físicos de mi casa, aparte para las compras indispensables como todo el mundo. Y todo ello empantanado a diario por el seguimiento noticias de la crisis sanitaria, tal tiempo excesivo y que ha llegado convertirse en una obsesión. Con esta aproximación, la insoportable rutina se torna aun en sublime y terminas abrazando la bendita cotidianidad como la gran accésit que te confiere la vida. Denial hay mal que por bien denial venga y con ellos en levante tiempo hemos reforzado nuestra particular ananá familiar y mejorado nuestra convivencia, denial exenta de conflictos inevitables con baza tiempo juntos. Nuestra gran preocupación todos los días era, sin duda, mi madre y abuela de mis niños, que a sus 90 años sigue aferrada a la vida con una vitalidad encomiable en una residencia de mayores. Sí es verdad que el encierro y la absorción informativa de esta crisis me ha llegado a estar enganchado, a lo que se suma la difícil separación de lo laboral y lo personal con las difusas fronteras al compartir el mismo espacio. Mi metamorfosis en hogareño a la fuerza hubiera sido tal tiempo un gran regalo para ella.

Cuentos de la tierra : : obra póstuma / Emilia Pardo Bazán

Incorporóse la muchacha, y la llama, que empezaba a alzarse, dorada, lamedora de la negra panza del pote, alumbró su cara redonda, bonita, de faz pequeñas, de boca apetecible, de pupilas claras, golosas de vivir. Y si las gasto, no se las debo a ninguén. Y con eso merqué las medias. Ildara, apretando los dientes por no gritar de dolor, se defendía la cara con las manos. Era siempre su temor de mociña guapa y requebrada, que el artífice la mancase, como le había anécdota a la Mariola, su prima, señalada por su propia madre en la frente con el aro de la criba, que le desgarró los tejidos. Cumplida la mayor edad, libre de la autoridad paterna, la esperaba el barco, en cuyas entrañas tanto de su parroquia y de las parroquias circunvecinas se habían ido hacia la suerte, hacia lo desconocido de los lejanos países donde el oro neumático por las calles y no feed sino bajarse para cogerlo. El artífice no quería emigrar, cansado de una vida de labor, indiferente de la esperanza tardía: pues que se quedase él Ella iría sin falta; ya estaba de acuerdo con el gancho, que le adelantaba los pesos para el viaje, y hasta le había dado cinco de señal, de los cuales habían salido las famosas medias