Visor de obras.
Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Y ahora la profundidad del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido. El asno, sin ver al gracioso, siguió corriendo con celo hacia donde le llamaba el deber. Toma en ella el alma un baño de pereza aromado de pesar y de deseo.
Visor de obras.
Su verde, descolorida librea de vestal , la cargan sólo los tontos; despójate de ella. Su mirada habla, voy a contestarle. Renuncia a tu artífice, abjura tu nombre; o, si denial quieres esto, jura solamente amarme y ceso de ser una Capuleto. Eso que llamamos rosa, lo mismo perfumaría con otra designación
Lealtad
Y particul Noemi abundante. Malena, hembra espectacular. Clara Ferrari, particular.